En el año 614 de nuestra era, un barco zarpó de Roma con las reliquias más valiosas de la Iglesia a fin de evitar su profanación por los infieles, pero antes de completar la misión naufragó frente a las costas de Armen Rodes. Tres siglos después, en ese lugar, cuando el monasterio de Sant Pere de Rodes afrontaba sus más importantes obras de reconstrucción, se produjo un hallazgo de suma importancia. Desde entonces, sus muros preservaron grandes secretos, entre ellos, varios manuscritos, que transgredían los textos sagrados, y una cripta cuyo enigmático contenido hizo del monasterio un centro de peregrinación tan relevante como Compostela o la misma Roma. Ya en la actualidad, un joven arqueólogo rescatará esos misterios del olvido y se enfrentará a las sombras del pasado, siempre bajo la atenta vigilancia de la Orden secreta de los Opus Spicatum.



Eugeni Verdú (Barcelona, 1957) estudió la carrera de Derecho en la Universidad de Barcelona, al tiempo que efectuaba las prácticas en el despacho de abogados de su padre. Desde 1981 y hasta hoy sigue plenamente en activo en su bufete profesional (Verdú & Córdoba Abogados). 

Aún convencido de que ese era su camino, no pudo sustraerse a la atracción que ya desde muy joven le provocaba la arqueología, la pintura y la música. Aprendió a destinar el tiempo necesario para conjugar unas y otras. Tuvo ocasión de desarrollar sus inquietudes arqueológicas trabajando en algunos yacimientos y, posteriormente, realizar unos profundos estudios sobre las culturas precolombinas y africanas. Como pintor cuenta con una exposición individual organizada en el Hotel Juan Carlos I de Barcelona. Puede también visitarse su web, o consultarse su monografía en el libro Origens (Editorial Prueba de Autor, 2007). Su arte pictórico es analizado y definido por la prestigiosa crítica María Lluïsa Borràs ―hoy tristemente fallecida― como “una forma moderna y única de expresionismo abstracto, impregnado de simbología arcaica y vinculado a la arqueología de las ideas y del espíritu”. En cuanto a la música, y concretamente como guitarrista, fue cofundador, a principios de la década de los 80, del grupo de rock ART600, con quienes ensaya semanalmente preparando los diferentes conciertos. 

Ahora, como escritor, nos presenta su novela en la que, pese a no haber música, sí se advierte esa pasión por la arqueología, la historia y una gran dosis de pericia al tratar la documentación de forma exhaustiva; algo muy propio de un abogado.